sábado, 8 de septiembre de 2012

SOLITARIO ESTABA EL PARQUE


SOLITARIO ESTABA EL PARQUE

Fue casi un tango cruel
Aquel otoño cuando se quebró
Mi corazón enamorado
Que resonó parecido al crujido
De las hojas secas que pisaba
Me dijo: “Fuiste, no estoy más
En la tuya, yo no soy como vos,
No amo el amor, no me apega a vos
Un sentimiento hondo.
Ya fuiste en mi vida.
No estoy en lo tuyo
Ni en la de nadie.
Te digo:
“Más bien busco beberme
El mundo en cada instante.
Alelado, yo miraba más allá
Del entorno castaño de su melena larga
Y mucho más allá de la dulce expresión
De su semblante ausente
Me entretuve mirando sus labios
Que tanto había besado.
Comprobé que se me fugaba
Su amor entre las plantas y sus flores
Como un fugitivo traidor
Que se burlaba de mi arraigado sentimiento-
Solitario estaba el parque,
Solos ella y yo-
Ella se alejó por la senda
Alfombrada de hojas secas.
No puede ser- le grité desesperado.
Hablemos.
-Adiós Charrúa, no te dejes atrapar
Por una torpe obsesión.
La perseguí y agarrándola
De un brazo “soy tu dueño”
Le grité.
Tu ruta no es la mía.
Sin ganas la solté.
Ella caminó unos pasos
Como una reina en retirada
De repente me acordé de mi navaja.
Armada ya mi mano
Como un gato salté sobre su espalda
Y la clavé una o cien veces,
No lo sé.
-¡puta! Le grité sin convicción.
Era un tango antiguo revivido,
En un solo renglón consumado.
Se derrumbó lánguidamente.
Lloré luego sobre su cuerpo ensangrentado
Y yacimos por vez última
Entre las hojas mustias.
Muerta ella por su sangre derramada,
Casi muerto yo por una pasión
Fuera de tiempo.
Así nos hallaron los botones
Que algún alcahuete visceral llamó.
Su recuerdo imborrable me persigue
En cada sueño, en cada pesadilla alterna
Está conmigo-
Yo barrunto que aún la amo
A ella y al amor
Y sin consuelo cuento así
Desde esta celda fría
Un tango cruel
Que matando reviví.